martes, 2 de septiembre de 2014

ALQUÉZAR Y LA RUTA DE LAS PASARELAS

A 660 metros de altitud en plena Sierra de Guara, y en un entorno precioso sobre el cañón del río Vero, aparece el compacto caserío que forma el bonito pueblo medieval de Alquézar a los pies de una antigua fortaleza musulmana construida en el s. IX (luego pasaría a ser la colegiata de Santa María la Mayor).

Vista de Alquézar desde el aparcamiento

Situada a 48 Km de Huesca y declarado Conjunto Histórico Artístico, es el destino turístico más frecuentado de la Sierra de Guara. Se llega por la autovía A-22 y cogiendo luego el desvío hacia Abiego en la carretera A-1229. Si se viene desde Lleida, Aínsa o Francia, lo mismo pero se llega por la A-22 en el otro sentido.

Nosotros fuimos desde Huesca pero cogimos antes la A-1227 porque primero vimos el salto de Bierge, un salto de agua de 10 metros en una pequeña presa en el río Alcanadre. El sitio es ideal para una merendola campestre, aunque si eres más de mesa y mantel, también hay un restaurante con unas bonitas vistas.


Antes de entrar en Alquézar hay un amplio aparcamiento dividido en varias terrazas, y luego se baja andando hasta el pueblo que está a escasos 5 minutos.

La oficina de turismo está en la calle Arrabal, al lado de una plaza llena de terrazas. Hay visitas guiadas por el pueblo que tienen una duración aproximada de una hora.

El casco urbano, extraordinariamente cuidado, mantiene la laberíntica estructura medieval original. Pasear por sus estrechas y empinadas calles empedradas es como retroceder en el tiempo, y te vas encontrando cosas como la antigua Plaza Mayor, o incrustada entre casas, la pequeña ermita de Nuestra Señora de las Nieves.

Plaza Mayor de Alquézar
Alquézar

En el punto más alto de la villa está el castillo-colegiata de Santa María la Mayor, que es Monumento Nacional. Está rodeada por muralla y torres, y tiene un claustro románico trapezoidal. Se puede visitar todos los días de 11 a 13:30 horas, y de 16:30 a 18 (en verano hasta las 19:30) por 2,5 €.
Más abajo está la Iglesia parroquial de San Miguel Arcángel.

RUTA DE LAS PASARELAS

Es un sendero que baja hasta el río y recorre el último tramo del cañón del Vero. Se tarda cerca de hora y media en recorrerla y es bastante sencilla, aunque no es para hacer con tacones.
Se inicia en la calle San Lucas y se va por una rampa donde ya está señalizada la ruta. Enseguida aparecen las primeras pasarelas de madera entre una enorme roca y los muros de la Colegiata. Son siete tramos de pasarelas que nos llevan hasta el río Vero atravesando el Barranco de la Fuente, un lugar con mucha sombra que tenemos que agradecer a la frondosa vegetación del lugar.

Ruta de las Pasarelas en Alquézar

Al llegar al Vero, cruzamos un pequeño puente de madera y seguimos de frente hasta la Cueva de Picamartillo. En este punto nosotros ya nos moríamos por meternos en el agua, y es que era mediodía y hacía un sol de justicia, y no eramos los únicos.

Cueva de Picamartillo en el río Vero. Alquézar

Seguimos río abajo y nos encontramos con una pasarela metálica fija a la pared rocosa que nos lleva hasta una vieja presa.

Ruta de las Pasarelas. Alquézar

Ruta de las Pasarelas. Alquézar

Todo el recorrido es precioso, con esas aguas azul turquesa del río bajando encajonadas en el cañón. El paisaje invita a darse un baño o descansar en alguna de las rocas.

Río Vero. Alquézar
Ruta de las Pasarelas. Alquézar

Llegamos a una antigua presa que era utilizada para la producción de energía eléctrica.

Presa en el río Ver. Alquézar

A la derecha hay un desvío empinadísimo que lleva hasta un mirador. Siguiendo el camino original, nos separamos del río, subimos por una pendiente pronunciada y sin sombra y llegamos hasta un olivar con veteranos ejemplares que ya nos conduce hasta Alquézar.

Alquézar

Para hacer la ruta es recomendable llevar calzado cómodo y agua. Durante el recorrido no recuerdo haber visto ninguna papelera, así que ya sabéis, a cargar con la botella hasta la vuelta. Recordad que en la parte final del recorrido no hay  sombras, y es la parte más dura.

Hay más rutas para hacer. Una de ellas va recorriendo las muestras de arte rupestre que hay por los alrededores.

En la villa hay dos miradores que tienen unas vistas estupendas, son el mirador de O´Bicón, y el de la Sonrisa del Viento.

Al llegar al pueblo decidimos tomar algo y elegimos muy bien el lugar. La panadería L´Artica. Un bonito lugar de dos plantas con una pequeña terraza en cada una de ellas, y con vistas al inicio de la Ruta de las Pasarelas. La planta de arriba estaba decorada con instrumentos musicales, quedaba muy bien. Y la familia que lleva el negocio es majísima. ¡Ah! no os perdáis los baños, hasta eso es bonito. Y encima los productos que elaboran tienen una pinta bárbara.

DONDE COMER

Para comer fuimos a una plaza que está llena de terrazas de restaurantes y desde donde hay unas vistas preciosas de la Colegiata.
Nos decidimos por el Mesón del Vero. La comida estuvo muy rica. Comimos un menú por 11 € (ensalada de arroz y gambas de primero, pollo de segundo y hojaldre con crema pastelera de postre, también incluía bebida). Estuvo muy bien, el problema es que tardaron hora y media en traernos todos los platos.



La zona es un gran destino para los amantes de la naturaleza y de los deportes de aventura como la espeleología, la escalada, barranquismo, senderismo, ... Y no os olvidéis de mirar de vez en cuando hacia el cielo para ver el espectacular vuelo de los buitres. Como veis hay de todo, no os lo perdáis.

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