jueves, 7 de agosto de 2014

LOS MALLOS DE RIGLOS

Los mallos de Riglos son unas inmensas moles de roca de tonos rojizo-anaranjados situadas en el Prepirineo oscense, bajo las que se asienta el pueblo de Riglos. Son realmente espectaculares, y encima en sus paredes anida una importante colonia de buitre leonado.

Vista de los mallos de Riglos desde el monumento a Rabadá y Navarro.

Está situado a 45 Km de Huesca. Para llegar desde allí, hay que coger la A-132. Tras cruzar la localidad de Ayerbe se toma un desvío a la derecha y se llega hasta Riglos por una carretera más estrecha, pasando al lado del monumento a Rabadá y Navarro; dos montañeros que abrieron numerosas rutas en la zona. El monumento constituye un mirador desde el que se tiene una vista impresionante del conjunto de los mallos y el pueblo, convirtiéndose esta vista en una de las imágenes más fotografiadas de la provincia de Huesca. Justo cuando vamos a entrar al pueblo hay un parking gratuito a mano derecha donde dejar nuestro vehículo.

Es un paraíso para los escaladores y para los amantes de la Naturaleza, donde ha habido grandes hazañas, como las de los dos montañeros de los que hablaba antes, abriendo guías en alpargatas de esparto, pero también momentos trágicos en los que mucha gente ha perdido la vida.
En cuanto uno se acerca un poco a las verticales paredes de roca, se oyen sin dificultad las voces de la gente que, como arañas colgando en sus hilos, trepan por ellas.


Cada uno de los mallos tiene su propio nombre. El más destacado por su porte es Pisón, con una altura que llega a los 300 metros. Como un apéndice suyo aparece Puro. El resto de mallos principales son Firé, Castilla, Los Volaos, Cuchillo, Frechín, La Visera y el del Agua. Luego hay otros más pequeños que también tienen nombre. A algunos de estos mallos se puede llegar andando hasta arriba (Visera, Frechín, el mallo del Agua, el Paredón de los Buitres y el Macizo d´os Fils), desde el pueblo salen rutas hasta allí y hasta el embalse de la Peña. Las hay de 5 a 18 Km de longitud. Para llegar a la cima del resto hay que escalar.



Desde Firé, Pisón, Puro y sobre todo desde La Visera se puede practicar salto base. Y desde el Macizo dós Fils se puede recorrer una vía ferrata, ya que hay un itinerario provisto de clavijas hasta el Mirador de los Buitres.
Al otro lado del río Gállego está Murillo de Gállego, donde se pueden hacer deportes acuáticos como kayac, canoas, rafting, hidrospeed, etc... Ver los mallos desde el río tiene que ser un auténtico espectáculo.

En lo más alto del pueblo está la iglesia de Nuestra Señora de los Mallos, donde hay dos imágenes románicas: La Virgen del Mallo y la Virgen de Carcavilla.


En Riglos también está el Centro de Interpretación de Aves Arcaz para la observación y conocimiento de las aves del entorno. Cuenta con un mirador acristalado para observar a las aves, y con dos videocámaras colocadas junto a los nidos de buitre leonado. Es accesible para personas con movilidad reducida, y organizan actividades para niños y adultos. En la zona también se pueden ver alimoches y águilas reales.

Puesta de Sol en los mallos de Riglos

A la zona historia tampoco le falta, ya que durante unos pocos años fue un pequeñísimo estado, gracias a Pedro I de Aragón y a la permisividad de su hermano Alfonso I el Batallador. El monarca  fue una mujer, la italiana Doña Berta, que al casarse con Pedro I recibió como dote este pequeño territorio que abarcaba los pueblos de Agüero, Murillo, Riglos, Marcuello, Ayerbe, Sangarrén y Callén. El Reino de los Mallos desapareció en 1110, cuando Alfonso el Batallador lo anexionó a la corona de Aragón.



La belleza de estos parajes no pasaron inadvertidos para el mundo de la publicidad y la televisión. Una conocida marca de telefonía móvil hizo su anuncio en los mallos con cuatro famosos montañeros que colgados de ellos cantaban la canción "Don´t worry be happy". También el programa de TVE, Al Filo de lo Imposible rodó aquí su capítulo "Dulce Abismo".

Si queréis quedaros a hacer noche por la zona, en el pueblo está el  Refugio de Montañeros, además de varias casas rurales. También hay un camping en Murillo de Gállego.
Desde luego cosas para ver no faltan, aparte de lo dicho hasta ahora, muy cerca, al otro lado del río, están otros mallos, los de Agüero. Y bastante cerca también está el Castillo de Loarre y la Colegiata de Bolea. Además se puede tomar algo en alguna de las terrazas de los bares del pueblo mientras se admira la preciosa estampa de estas mágicas paredes, y nos vamos llenando de la paz que reina por los alrededores. Es una visita ideal para relajarse, hacer deporte y maravillarse con el paisaje y la Naturaleza.

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